Las 8 ramas del yoga: una mirada más profunda a las ramas 1 a 3
- holboxy
- 15 jul
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LOS YAMAS
Los Yamas forman la primera rama de las ocho ramas del yoga, y nos ofrecen principios para vivir en armonía con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea. Son pautas éticas que nos ayudan a llevar una vida basada en la bondad, la integridad y la compasión; una vida que refleja nuestra naturaleza más auténtica. Estos son los 5 Yamas:
1. Ahimsa (No violencia): Practicar la bondad y la compasión hacia todos los seres, incluyéndonos a nosotros mismos. Practicar Ahimsa significa vivir con amor y evitar el daño en todos nuestros pensamientos, palabras y acciones. Al practicar Ahimsa, reconocemos la unidad universal y vivimos en armonía con ella.
*Sugerencia de mantra: « Lokah Samastah Sukinho Bhavantu», que significa: «Que todos los seres del mundo sean saludables, felices y libres. Que mis pensamientos, acciones y palabras contribuyan a esa felicidad y libertad para todos».
2. Satya (Veracidad): Adoptar la honestidad en todos los aspectos de la vida. Decir nuestra verdad con claridad, siendo conscientes de cómo nuestras palabras y acciones impactan a los demás. Satya también implica ser sinceros con nosotros mismos: asegurarnos de que nuestras palabras y acciones se alineen con nuestros valores fundamentales o nuestra esencia más auténtica. La integridad también forma parte de Satya; está bien decir que no sabemos algo; no tenemos por qué tener la respuesta a todo.
3. Asteya (No robar): Respetar el tiempo, la energía y los recursos de los demás, no tomando más de lo que se nos da libremente. Asteya nos invita a vivir en abundancia y gratitud, contentos con lo que tenemos y libres de envidia y del deseo de tomar lo ajeno.
4. Brahmacharya (Moderación): Practicar el autocontrol y el equilibrio, especialmente en el uso de la energía. Brahmacharya se centra en la moderación en todos los ámbitos de la vida, animándonos a canalizar nuestra energía hacia un propósito superior o un bien mayor, sin excesos ni indulgencias personales.
5. Aparigraha (Desapego): Liberarse de la codicia y del deseo constante de más. Aparigraha se trata de vivir con sencillez y atención plena, apreciando el momento presente y confiando en el fluir de la vida. Estos principios ancestrales sientan las bases para una vida pacífica y con propósito. Al integrar los Yamas en nuestra práctica diaria, creamos una onda de positividad que se extiende más allá de nuestra esterilla de yoga.
LOS NIYAMAS
En el camino de ocho ramas del yoga, los Niyamas representan la segunda rama, ofreciéndonos orientación sobre hábitos personales y autodisciplina. Mientras que los Yamas se centran en nuestra interacción con los demás, los Niyamas nos ayudan a cultivar la fuerza interior y la armonía. Aquí están los 5 Niyamas para reflexionar:
1. Saucha (Pureza): Mantener el cuerpo, la mente y el entorno limpios por dentro y por fuera. Practicar Saucha nos ayuda a eliminar distracciones y a crear espacio para la claridad y la concentración. Un entorno limpio permite que la energía fluya libre y fácilmente, sin obstáculos ni distracciones. Al trabajar con pensamientos y acciones limpios, creamos un refugio interior para que la claridad, la creatividad y la energía positiva fluyan libremente en nuestro interior.
2. Santosha (Contentamiento): Encontrar la paz en el presente, sin importar las circunstancias. Cultivar la gratitud por lo que tenemos en lugar de centrarnos en lo que nos falta. La gratitud deliberada puede formar parte de una práctica diaria y es ideal para las rutinas matutinas y nocturnas. Como un músculo, una vez que comenzamos a practicar la gratitud con regularidad, nuestra parte agradecida se fortalece, se vuelve más presente y más accesible.
3. Tapas (Disciplina): Desarrollar compromiso y pasión en nuestras prácticas, mediante el esfuerzo físico, la concentración mental o la perseverancia emocional. Tapas es el fuego que impulsa la transformación mediante prácticas disciplinadas. Las rutinas matutinas pueden ser un excelente momento para conectar con Tapas, cultivando la fuerza de voluntad y la dedicación para alcanzar nuestro máximo potencial físico, mental, espiritual y emocional. Al igual que la gratitud, la fuerza de voluntad también puede considerarse un músculo que debemos ejercitar, y cuanto más lo hacemos, más fácil nos resulta.
*Suficiencia de libros: El Club de las 5 de la mañana - Robin Sharma
4. Svadhyaya (Autoestudio): Dedicar tiempo a la introspección, la autoindagación y la reflexión. Al comprendernos profundamente a nosotros mismos (nuestros patrones, pensamientos y comportamientos), podemos crecer y alinearnos con nuestro propósito superior. El estudio de textos sagrados también forma parte de este Niyama.
5. Ishvara Pranidhana (Entrega a un Poder Superior): Soltar el ego y el control, confiando en el fluir de la vida y el universo. Nos recuerda que debemos ofrecer nuestras acciones a algo superior a nosotros mismos.
ASANA
Como ya aprendimos en la entrada anterior del blog, Asana es la tercera rama de las 8 ramas del yoga, centrada en la práctica física de las posturas. Pero ¿sabías que Asana es más que los movimientos que realizamos sobre la esterilla? Asana significa literalmente "asiento" y, en la filosofía del yoga, significa la práctica de encontrar estabilidad, tranquilidad y equilibrio en cuerpo y mente. Asana también nos prepara para las ramas posteriores del yoga, permitiéndonos permanecer sentados en meditación y autoconciencia.
Aunque al principio podamos imaginarnos la flexibilidad y el estiramiento al pensar en las asanas (movimiento) del yoga, la realidad es que la práctica y sus beneficios van mucho más allá del simple estiramiento. Aquí tienes algunos ejemplos:
1. Fuerza y estabilidad : Mediante la práctica, desarrollamos fuerza física, pero también cultivamos resiliencia mental. Cada postura nos reta a mantenernos firmes y concentrados en el momento. Al caer, aprendemos a levantarnos, tanto física como mentalmente. Al experimentar con nuevas formas de mover el cuerpo, desarrollamos y afinamos nuestras habilidades motoras, lo que nos permite una mayor facilidad de movimiento a lo largo del día y de la vida.
2. Conexión mente-cuerpo : Asana brinda consciencia al cuerpo. Nos anima a escuchar nuestra respiración, observar nuestros pensamientos y respetar nuestras limitaciones (recordemos la Ahimsa). A medida que el sistema nervioso aprende qué músculos activar y con qué intensidad debe activarse cada uno para realizar o controlar un nuevo movimiento, también fortalecemos y ampliamos la conexión entre la mente y el cuerpo. En futuras publicaciones, profundizaremos en el sistema nervioso y el maravilloso trabajo que realiza por nosotros.
3. Presencia y Paciencia : Al mantener las posturas, aprendemos a estar presentes con lo que es, sin apresurarnos a la siguiente postura o meta. Las asanas nos recuerdan que debemos confiar en el proceso y concentrarnos en las sensaciones. También podemos adquirir esta práctica de paciencia al aprender posturas nuevas o desafiantes. Un buen recordatorio es que «todo es difícil antes de ser fácil».
4. Preparación para la meditación : Tradicionalmente, las asanas ayudan a crear un cuerpo y una mente cómodos y estables para la meditación sentada. Al practicar posturas, preparamos el cuerpo para permanecer quieto y concentrado. Si vives en Occidente, quizás pienses: «Un momento, el yoga que me enseñan es casi exclusivamente asana, con muy poco énfasis en la capacidad de sentarse para meditar». Y esta es sin duda una observación valiosa. Una que, como ya habrás adivinado, merece una discusión o entrada de blog aparte, y de hecho, profundizaremos en este tema en el futuro.
5. Encarnación de la Paz Interior : Cuando encontramos quietud y tranquilidad en una postura, especialmente en una que antes era o sigue siendo difícil, encarnamos uno de los objetivos fundamentales de la asana y de la vida: mantener la calma y la paz, sin importar lo que la vida nos depare. Al mantener la presencia en nuestras zonas de incomodidad, permitimos que nuestras zonas de confort se expandan.
6. Movimiento de Energía : Seguramente todos hemos notado cómo liberar energía estancada de la mente y entrar en el cuerpo puede liberarla. Se pueden liberar tensiones físicas y mentales. La liberación emocional puede ser un efecto secundario común de la práctica de asanas. Y, citando a Einstein en cuanto a la parte mental: «Pienso 99 veces y no encuentro nada. Dejo de pensar, nado en silencio y la verdad me llega». Si es suficiente para Einstein, ¡es suficiente para mí! Las prácticas somáticas y espirituales suelen referirse a las emociones y la energía que se estancan en el cuerpo, siendo el movimiento una de las prácticas clave para empezar a liberarlas. Dedicaré una próxima entrada del blog a la energía, ya que hay muchas maneras de abordarla.
Entonces, la próxima vez que pises tu mat, recuerda que el propósito de Asana (independientemente de si vienes de una perspectiva de práctica oriental u occidental) no tiene que ver con qué tan lejos puedes estirarte, sino con qué tan profundamente puedes conectarte contigo mismo.

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